martes, 29 de marzo de 2011

La quimica del beso.

Alrededor de dos millones de bacterias y 40.000 microorganismos cambian de dueño después de un beso. Sin embargo, al besar, el cuerpo produce todo tipo de neuropéptidos, unas sustancias químicas que evitan las infecciones. Besar estimula la saliva, que elimina partículas de comida de los dientes, también hace disminuir el nivel ácido que causa las caries y la placa dental.

Filemamanía, es el nombre científico que recibe el deseo de besar. Según los expertos, si hay comunión mental y la suficiente atracción física en el beso, el alud de procesos químicos que se suceden provoca una auténtica conmoción en el organismo. El efecto es tan abrumador que, según algunos biólogos, podría compararse a una sobredosis de anfetaminas. Durante un beso de alta intensidad aumentan los niveles de dopamina (sustancia asociada con la sensación de bienestar) y de testosterona (hormona asociada al deseo sexual), y las glándulas adrenales segregan adrenalina y noradrenalina, que aumentan la presión arterial y la frecuencia cardiaca.

A la vez, la glándula pituitaria, situada en la base del cerebro, libera oxitocina, mágica hormona que, además de hacernos sentir como flotando, dicen que ha ayudado bastante a la perpetuación de la especie humana. Además, el acto de besarse también estimula la parte del cerebro que libera endorfinas (hormonas de la felicidad) en el torrente sanguíneo creando una sensación de bienestar, siendo antídoto para la depresión, y mejorando las defensas del cuerpo.

Científicamente está comprobado que el beso se compone en un 60 por ciento de agua; un 0,7 por ciento de grasa; un 0,4 por ciento de sal; un 0,7 por ciento de proteínas y millones de bacterias. Un beso de tres minutos quema sólo quince calorías. Los besos hacen que los labios se hinchen de sangre, se tiñan de rojo y brillen con la saliva.

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