Jueves noche. Todo parecía ir normal. Tacones. Maquillaje. Risas. Buena compañía. Alcohol y algo de tabaco. Y muchas fotos, sobre todo eso. Y de repente suena tu móvil. Y piensas ¿quién me llamará a estas horas? Para tu sorpresa, ÉL. Y te da un vuelco el corazón, y no sabes qué hacer, si cogérselo o no. Pero como eres un poco más que tonta, vas y se lo coges. -¿Quién es?- te preguntan unas. -¿Qué te dice?- quieren saber las otras. Y para variar, te dice lo que cuando va sobrio no es capaz de admitir: "Te quiero, te echo de menos, sabes que me importas y mucho".¿De qué me sirve? Dime, de qué me sirve que me llames de madrugada y me regales los oídos. De qué me sirve que quieras estar conmigo si no apuestas una puta mierda por nuestra relación. ¿Así pretendes que estemos bien? Pues no hijo mio no, si tanto me quisieras te esforzarías porque las cosas salieran bien, si tanto me echas de menos no antepondrías nada a mí y para ti sigo siendo el último plato en todo. ¿De qué vas? Sabes perfectamente lo importante que eres para mí, y utilizas eso para ir y venir las veces que te de la gana. Eres un caprichoso de mierda, que hoy me quiere y al día siguiente me dice que lo nuestro no tiene futuro. Y si lo nuestro no tiene futuro es por tu culpa, porque te empeñas en afirmar algo que no sabes y así lo único que vas a conseguir es que esto que aún no ha empezado, termine. Porque no estoy dispuesta a sufrir otros 11 meses como he echo, porque ya he tenido suficientes noches de amargura, porque mientras yo estaba echa una mierda llorando tú te follabas a la primera que se te cruzaba.
Y ahora, justo ahora que empezaba a asumir que tú y yo jamás volveríamos a ser "nosotros", ahora que empezaba a ilusionarme y a pasar página, entras de nuevo en mi vida y me lo pones todo patas arriba.
No me lo merezco, no me merezco que juegues así conmigo. Y si no estás jugando, por favor demuéstramelo ya de una vez, arriésgate. Tienes muchísimo que ganar, y nada que perder.
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